Es conocido por todos que fumar es una causa fundamental de patologías graves. Menos se ha hablado sin embargo de la relación entre el tabaquismo y el aspecto de la piel. Según un estudio publicado por la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME), el tabaco reduce hasta un 50% la capacidad antioxidante de la sangre lo que contribuye en gran medida a su envejecimiento prematuro.
¿Qué alteraciones concretas sufre la piel y por qué?
– Piel desnutrida y deshidratada. Al fumar se produce una disminución del 42% de la microcirculación sanguínea, por lo cual el aporte de nutrientes y oxígeno a la piel es menor. Asimismo las más de 4.500 sustancias del cigarrillo y del humo, dañan el colágeno y la elastina que son las sustancias que dan elasticidad a la piel.
– Un aspecto mucho más apagado, sin luminosidad. La reducción de oxígeno en la piel también produce un déficit de nutrientes esenciales como la Vitamina A, lo que provoca a su vez cambios en la calidad y cantidad del colágeno y elastina, atrofia dérmica, disminución de los fibroblastos y acortamiento de los capilares ¿El resultado? Un proceso de ENVEJECIMIENTO PRECOZ de la piel, también llamado “elastosis del fumador”, que comparada con la “elastosis solar” llega a ser incluso más profunda.
– Arrugas más pronunciadas. La deshidratación, la falta de nutrientes y el gesto continuado que se realiza al fumar hacen que las arrugas suelan aparecer antes y sean mucho más notorias que en las personas no fumadoras.
– Mayor dificultad de cicatrización de las heridas debido a una peor circulación sanguinea.
– Estrías. La nicotina daña las fibras y el tejido conectivo de la piel, lo que provoca una pérdida de elasticidad de la misma. En las personas fumadoras las estrías son más notorias y de un color rojo intenso.
– Mayor posibilidad de bolsas en los ojos y ojeras oscurecidas.
Sin lugar a dudas, la mejor opción es la prevención o el abandono del tabaquismo. De hecho, el estudio señala tras eliminar el tabaco del cuerpo, la piel es el órgano que antes comienza a desintoxicarse y recuperarse.
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